Elevación del seno maxilar: una solución para la colocación de implantes si tienes poco hueso
Un fuerte traumatismo, el desgaste producido por una mordida incorrecta o simplemente las caries, la gingivitis o la periodontitis pueden causar la caída de un diente. Si se tarda en prevenir los problemas que puede conllevar esta caída, puede suponer la pérdida del hueso maxilar. Si en algún momento necesitamos que nos pongan implantes dentales y ya no tenemos suficiente soporte óseo, la elevación del seno maxilar puede ser la solución. Se trata de una técnica de cirugía oral avanzada, versátil que busca incrementar tu cantidad y calidad de hueso y así, facilitar la colocación de implantes.
La función del seno maxilar
El seno maxilar es una cavidad situada en el maxilar superior que forma parte de los senos paranasales. Estos son un conjunto de cavidades que comunican con las fosas nasales e influyen en actividades cotidianas como la respiración o la fonación.
La elevación de seno maxilar es una sencilla técnica quirúrgica que se lleva a cabo en implantología dental para permitir la colocación de implantes en pacientes que no disponen de suficiente volumen y altura ósea en la zona posterior del maxilar superior. La intervención quirúrgica se realiza bajo anestesia local, con o sin sedación, por lo que se puede hacer vida normal sin problemas al día siguiente.
¿En qué consiste el tratamiento de elevación del seno maxilar?
Este procedimiento permite aumentar verticalmente la cantidad de hueso disponible en las zonas en las que el paciente, por el motivo que sea, ha experimentado una pérdida ósea drástica que impide la correcta sujeción de los implantes. La ventaja es que posibilita la reposición de piezas dentales en personas que de otra manera no podrían someterse a una cirugía de implantes.
Además, refuerza la efectividad de los tratamientos con implantes en la zona posterior del maxilar superior, que es el área en la que se suelen concentrar la mayor parte de los fracasos. Esto se debe a que es una zona que suele estar afectada por la pérdida prematura de dientes o la enfermedad periodontal. La pérdida progresiva de hueso y no disponer de la suficiente altura ósea, suelen suponer un problema para fijar un implante con éxito.
Tras la elevación del seno maxilar, en algunas ocasiones la colocación de los implantes puede hacerse inmediatamente después del injerto óseo. Pero hay que tener en cuenta que en otras será necesario esperar seis meses.
El tratamiento de elevación del seno maxilar, paso a paso
La elevación de seno maxilar es una técnica segura y efectiva que suele ser sencilla. Antes de planificarla el equipo debe valorar el historial clínico del paciente y llevar a cabo tanto una exploración intraoral, como las pruebas radiográficas oportunas.
Cuando ya el equipo determina que se debe hacer el tratamiento, este consistirá en realizar un injerto de hueso en la zona más posterior del maxilar superior, donde se encuentran los molares y los premolares. Normalmente se lleva a cabo el protocolo de “elevación de seno abierta”, basado en la técnica Cadwell-Luc, que originariamente proviene de la especialidad médica de la otorrinolaringología. En sus inicios, esta técnica se utilizaba para limpiar el seno maxilar cuando existía sinusitis. Con el tiempo, la técnica Cadwell-Luc se ha adaptado al campo de la implantología dental.
Suele constar de varios pasos como la anestesia local, incisión en la encía y ventana de acceso, elevación de la membrana del seno, relleno de la cavidad con hueso artificial y cierre de la encía. La incisión en la encía suele ser lateral y se prolonga linealmente hasta crear una ventana de acceso al seno maxilar para tener una amplia visión de la zona. Luego se despega la membrana que tapiza el seno, llamada membrana de Schneider, con la finalidad de conseguir el espacio necesario para añadir el hueso artificial. Este paso se debe hacer de manera especialmente cuidadosa para no dañar ni rasgar la membrana de Schneider.
Para rellenar el suelo de la cavidad sinusal se utiliza un hueso artificial compuesto fundamentalmente de hidroxiapatita de calcio, que es una sustancia biocompatible y biodegradable. Se añade este material en el espacio resultante entre el suelo del seno maxilar y la membrana y se puede mezclar con el propio hueso del paciente. Este espacio es el que hemos conseguido previamente al levantar la membrana de Schneider.
Durante los siguientes meses, esa hidroxiapatita va a ser englobada por las células del hueso del propio paciente y lentamente reabsorbida a hueso natural. A partir de los seis meses, ya podremos utilizar ese injerto óseo para colocar los implantes. En algunos casos la colocación de los implantes se puede llevar a cabo inmediatamente después de la elevación de seno.
Una sencilla recuperación
La elevación de seno es una operación habitual y sencilla con un alto porcentaje de éxito y pocas complicaciones. El postoperatorio normal de una elevación de seno maxilar suele suponer una inflamación bastante notable en la zona intervenida, e incluso puede causar un hematoma. El pico máximo de hinchazón se produce en torno a las 48 horas y lo habitual es que todos los síntomas hayan desaparecido totalmente entre una semana y diez días después de la intervención.
Con el objetivo de combatir los efectos post quirúrgicos y también el dolor y las molestias posteriores, es necesario seguir los cuidados postoperatorios pautados por el cirujano al pie de la letra. También puedes seguir pautas generales como no enjuagarse la boca ni cepillarse los dientes hasta el día después de la cirugía. Una vez que se empiece con el cepillado, hay que evitar la zona que ha sido intervenida. También es importante esperar que hayan pasado al menos dos horas para empezar a comer o beber y seguir una dieta blanda y fría el resto del día, evitando el alcohol y el tabaco. Por último, una buena opción para bajar la hinchazón de la cara es aplicar hielo o frío en la zona intervenida durante las dos horas siguientes a la operación.
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